La brisa del Tao barre la costa



Cala Pi, 08/08/11



Mi camino había concluido al final de la tarde al filo del agua donde unos cormoranes miraban embelesados el paisaje junto a las olas. En una pocilla donde se había formado una pequeña capa de cristales de sal instalé mi vivac y me dispuse a pasar el resto de la tarde. Di cuenta de una empanada y de un jugoso bocadillo de jamón con queso y tomate y después me sumergí en los versos de don Miguel de Unamuno, El Cristo de Velázquez, mientras el crepúsculo montaba su espectáculo por poniente. De vez en cuando dejaba a don Miguel y tomaba la cámara para fotografiar el delicado paisaje que iban dejando las nubes, el sol, el mar en el lienzo de la última hora.
Hizo tanto calor hasta casi el amanecer que tuve que salir del saco y dormir totalmente desnudo cubierto exclusivamente por el mosquitero. Las olas rompieron durante toda la noche junto a mi vivac. Voy a echar de menos este rumor marino de la noche vertebrando mi sueño, arrullándolo, llenándolo de la cálida caricia del mar.
En Cala Pi leo los recientes post de Victoria http://victoria-heitzmann.blogspot.com/ Lo peor que le puede pasar a una película mala es que además sea pretenciosa, Ya no viajo, y el último y más actual, esa esperanza, llama viva por la que uno estaría dispuesto a dar una parte importante de sí, 15M Dignidad; esas cosas importantes por las que merece la pena vivir, ese “Mi empeño idiota en que mi obra maestra fuera mi propia vida”, que ella saca de la última novela leída de Vila Matas. Vila Matas no es nada original con esas palabras puestas en la boca de uno de sus protagonistas, si me apuran casi diría que es un tópico, cierto, salvo que no es idiota, apasionante, veraz en el sentido que es casi lo único que verdaderamente importa en la vida, convertir la vida en arte, que afirmaba también, Oscar Wide, con eso otro de: Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo. Pues bien, probablemente es que de lo que verdaderamente esté falta la vida sea precisamente de esa pretensión de hacer de ella algo hermoso, un cuadro, un poema, una sonata, un rizo en el aire de la tarde que hace que nos detengamos extasiados ante su trazo, la armonía de su curvatura, la emoción de una gente recuperando su presencia en la puerta del Sol, ese vídeo que acompaña a su último post. Llevo un par de semanas recorriendo Mallorca a pie y muchas de mis dificultades son el tropiezo continuo con las propiedades de la aburrida gente del dinero que acordona la costa con sus lujosas propiedades. Esta misma mañana cuando pregunté a uno de esos propietarios por un camino alternativo para sortear un predio vallado y me miró con cara de gilipollas, como si yo fuera un marciano, tan sorprendido estaba por mi presencia que no logró articular palabra, se limitó a encogerse de hombros. ¿Cómo es posible que la tanta estupidez del dinero, del poseer, pueda dar de sí para algo más que para tener livianas emociones? Me lo pregunto muchas veces últimamente, todos esos caretos de los periódicos, el esperpento cavernícola de los medios de comunicación empeñados en no sé qué historia triste y ridícula, acumular, tener ascendencia sobre el personal, esa portada del ABC, un retrato de cuerpo entero ocupando la portada, con el titular: Rajoy, mayoría absoluta. ¿Qué busca esta gente?, me pregunto a menudo.
Y hoy, que me levanté con los aires del Tao junto a la brisa marina...
El Tao es como un recipiente vacío que no se puede llenar, es insondable, es como la fuente de todas las cosas, redondea sus filos cortantes, desenreda sus nudos, modera su luz, cubre su tumulto, pero permanece transparente como el agua quieta. Treinta radios se unen en el cubo de una rueda, del vacío del cubo surge la utilidad de la ruda. Forma una vasija de arcilla, del vacío de la vasija surge su utilidad, abre puertas y ventanas en las paredes de una casa, del vacío de las aberturas surge la utilidad de la casa. Así pues con la existencia de las cosas nos beneficiamos y la no existencia de las cosas nos es útil.
Hoy, que me desayuno con las palabras de Lao Tse, todavía me parece más absurda la feria de las vanidades en la que toda esta gente está metida; esta gente, ya se sabe, incluida la que bailará los agasajos en torno al papamóvil. Qué cosas tan alejadas de eso que podríamos considerar hacer de la vida un arte. El arte escondido en las sabias y crípticas palabras del Tao, algo muy diferente y alejado del alma que debe recorrer la alegría del yo, el espíritu de verdad que anda suelto en esos gritos que claman por la dignidad, la dignidad de los hombres y mujeres del planeta, siempre tan pisoteada por los depredadores, los oportunistas, la mugre, los carroñeros de toda índole y condición. Vive y deja vivir, gilipollas, habría que decirles a todos ellos, a los medios, a los seguidores de ese personaje de blanco que nunca entendió las palabras del Evangelio; a todos esos que, pensando que no se van a morir, acumulan muy por encima de sus necesidades o urden su inmoralidad, perdón, su inmortalidad, en los fastos de la vanidad, el Vaticano incluido, frente al humilde pesebre que acogió a ese Jesús que ellos pretenden su salvador y guía espiritual. Ah, esos dementes interpretadores de las verdades morales y espirituales que grandes hombres desarrollaron para nosotros y que papas, jerarcas, reyes confiscaron convirtiéndola en herramienta de poder y corrupción.

Mi caminata por Mallorca está a punto de concluir. Mañana caminaré hasta El Dorado y desde allí tomaré el autobús al aeropuerto; esta parte de la costa se ha hecho ya multitudinaria, no merece la pena una larga caminata por las urbanizaciones de El Arenal.

No hay comentarios: