¡Ah, Italia!



Refugio Nordio, Italia, 13 de julio 

Ah, Italia. Me encanta este país. Pasaba cerca de un refugio italiano y aunque me tenía que desviar de la ruta me acerqué. En los tres últimos días no había encontrado a nadie que hablara en cristiano, sólo alemán, así que encontrarme de repente con el musical sonido de los vocablos italianos y una guardesa de refugio de lo más servicial y agradable tuvo el efecto sobre mi cerebro de llegar a interrogarme sobre el futuro de mi itinerario que en algún momento deriva muy muy al norte por Austria e incluso Alemania. La calidez del italiano y su gente seguro que dentro de un tiempo me ayudarán a cambiar de rumbo. He estado muchas veces en las Dolomitas pero son tan hermosas que seguro derivo algo más al sur para volverlas a atravesar por algún lugar nuevo. Recuerdo en la última excursión a que asistí del Navi el entusiasmo con que me contaban Fernando y su chica su proyecto de ir este verano a la zona de Las Tres Cimas de Lavadero, donde hace décadas habíamos escalado juntos, también iba Moisés Castaño, el Spigolo Gialo y la arista Divona de la Cima Grande. Atravesar por montañas que fueron escenario de nuestros sueños juveniles siempre es un placer que se agradece. Ahí tenéis como ejemplo a Laureano y Adolfo Candia dispuestos a rememorar viejos tiempos proyectando subir de nuevo al Mont-Blanc dentro de unas semanas. La añoranza tira de nosotros, ya se ve, con una fuerza que poco le falta para que quisiéramos repetir aquellas vías de entonces. 


Habremos de cantar con Juana de Ibarbourou aquellos versos:

Amante: no me lleves, si muero al camposanto
A flor de tierra abre mi fosa, junto al riente
alboroto divino de alguna pajarera
o junto a la encantada charla de alguna fuente. 

A nosotros que nos entierren junto al alboroto de los arroyos, junto a un lago donde se reflejen las montañas que hemos amado y recorrido en vida. 

Hoy el bosque estaba ahíto de agua, mi botas caminaban sobre la hojarasca de las hayas hundiéndose muellemente en un follaje en avanzada descomposición. El camino seguía la línea fronteriza bajo la pesantez de un cielo de plomo que anunciaba lluvia pero que se portó y me dejó finalizar el día sin mojarme. 


Se me hizo tarde. Hoy queda aquí mi crónica. Buenas noches. 








1 comentario:

luisbas dijo...

Bueno, han acabado el mundial y los sanfermines así que lo mismo nos dejan tranquilos unos días. Tu alegría es llegar a Italia no es poco pues por lo menos te suena el idioma y no tienes que escuchar alemán gutural del que algunos estamos cansaos, asi que sigue tus sueños y disfruta. Fuerte abrazo