Frente al mar de Galicia, 20/05/2009




Rompe el agua blanca
contra la tierra pedregosa,
susurra el agua clara
en la pendiente de la arena
oraciones de espuma
con su abanico de seda.

Y el azul se eleva perezoso
como un gran río
viniendo a besar la arena.
El largo viaje
ha acabado sobre los acantilados de piedra.
El círculo se cierra
en atolondrado balanceo
de aguas verdes y crespas.
No hay destino;
tampoco para el mar:
volver atrás,
caminar por el reino de las aguas azules,
de las aguas de las gaviotas y los albatros,
de acá para allá por el eterno presente
del hueco de una caracola
donde una sirena canta siempre
la misma historia.


* * *


Y yo camino de mañana de la mano
de esa reiteración de rumores y arpegios,
ahora salvaje mole de agua
de vasta testuz
avalanzada en hermosa montaña rusa
sobre la tierra.
El estrecho camino se va abriendo
entre aulagas y violetas
sobre ruidosos acantilados de piedra negra,
al borde de los bosques
en medio de esta mañana
de sol aterciopelado por donde bogan
lejanos barcos de pesca.
Sentado junto al camino
un servidor contempla la mar
y sueña.

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