Otegi


Gîte d'étape Trapéro Baïta, d'Olhette, Pirineo Francés, 14 de agosto de 2016
En realidad de lo que parece que se trata es de ejercer tus facultades, ponerlas en movimiento y crear algo con ellas en lugar de vivir un adormilamiento físico y mental de comodidad. Acción, mu capitán.
Cuando andamos por montaña siempre llevamos mejor la cuesta abajo que la cuesta arriba, cuando es precisamente la cuesta arriba la que pone más aprueba nuestras facultades. En el momento que nos descuidamos tiramos por el camino más cómodo. Mientras el cuerpo tiende a la comida y el relajo, nuestra pereza, siempre  viva para comernos hasta los higadillos si nos descuidamos, a la voluntad parece que le deba corresponder vigilar, no vaya a ser que se nos pase el verano refugiados bajo el chorro de aire del ventilador.
En esto iba pensando mientras adaptaba mis piernas a las primeras cuestas del dia, mientras el amanecer se desleía en un típica jornada de verano, corriente, sin llamar la atención. Después mis pensamientos cambiaron de rumbo y se me fueron a una noticia de actualidad relacionada con el País Vasco que atravesaba ayer mismo. Se trataba de Otegi y las razones que da el PP para deshabilitarlo políticamente. Esa gente de la derecha que se hace tan escrupulosa ante los hechos de ETA y no pasa momento ni día en que trate de estigmatizar todo lo que se relacioné o haya tenido que ver con ella es una gente muy desmemoriada y sumamente hipócrita. Ellos, los que derrocaron un régimen democrático erigido por las urnas y crearon una guerra para masacrar a todos los demócratas del país, que fueron responsables de la muerte de medio millón de españoles, ellos que siguen poniendo todas las trabas del mundo para aclarar más de un centenar de asesinatos cometidos por el régimen franquista, pretenden hacer un escándalo de la nóminacion de Otegi como candidato a lendakari. Las dos España omnipresentes de siempre y sin posibilidades de reconciliación porque no habrá reconciliación mientras está ominosa derecha no reconozca sus pecados y se apreste a una respetuosa convivencia.
La musicalidad del francés flota como un agradable runrún de fondo durante la cena. Estoy en la gite d'etapa Trapero Baita, en Olhette, compartiendo mesa con un grupo de franceses que charlan apaciblemente mientras degustan la cena y el consabido queso antes de los postres. Le bien fair, le bien vibre, que fueron instaurando en estas tierras durante siglos, asoman por todos los lados nada más traspasar la frontera. Comprendo sólo muy por encima pero me gusta, recolecto palabras aisladas que aprendí en los tiempos del bachillerato, como quien sigue el fluir de una sonatina.
Estoy cansado, el cansancio propio de la falta de entrenamiento, de dos o tres meses sin caminar. Después de comer en un chiringuito que me encontré en el camino tuve una larga siesta de la que me fue difícil despertar. Protegido de las moscas con mi mosquitero de campaña dormí más de dos horas sin respirar a la sombra de una enorme encina.
¿El camino? Lomas boscosas, robles, encinas, amplias laderas de helechos, hoy un camino que parece no tener ninguna prisa en desplazarse hacia el este, que se recrea entre las montañas, baja, sube, retrocede hacia occidente, camina hacia el norte o hacia el sur siguiendo el capricho de las ondulaciones del terreno. El tiempo no existe, me parece estar dando vueltas todo el día en torno a un monte en cuya cumbre han plantado un pirulí parecido al de la cumbre de Guarramas, en Navacerrada. 
Después de cenar no tardé mucho en encontrar un prado en cuyo extremo occidental cantaban las aguas de un riachuelo.

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