Para un dios no nacido

Valdemanco - Garganta de los Montes - Mondalindo - Valdemanco


PARA UN DIOS NO NACIDO

Todo fue tan extraño.
Añoranza sin nombre
lloraba silenciosa dentro de mi alma,
lloraba por la vida como aquel
que llora en un navío de enormes velas amarillas
al caer de la tarde, cruzando aguas oscuras,
mientras pasa de largo ante la ciudad,
la ciudad de sus padres. Y ve las callejas,
oye el murmullo de las fuentes,
siente el aroma de las lilas.
Y se ve a sí mismo,
un niño parado en la orilla -con ojos
de niño, temerosos, a punto de llorar-
que ve, tras la ventana, luz en su habitación.
Pero sigue el navío hacia adelante,
llevándole en silencio por las aguas oscuras
con sus enormes velas, amarillas y extrañas.

Hugo von Hofmannsthal











Garganta de los Montes















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