La pasión por las palabras




Cala Vadella, Cala Codolar, 13/05/11

Esta mañana encuentro en Savater mi propia e inexpresable afición a Nietzsche y Cioran, la pura pasión de las palabras percutiendo a veces como una maza, otras como un martillo pilón sobre la realidad, tantas veces la pasión por las palabras, el golpe como de aldaba llamando a permanecer despierto, en guardia; la afición por derruir los conceptos y las ideas largamente asentadas en nuestro espíritu como asentaderas de nuestra paz social, nuestra conciencia moral apaciguada; pero sobre todo la vitalidad de sus gritos, sus soflamas llenas de medias verdades pero plenas de ardiente reclamo; las contradicciones del alma al descubierto, descarnada presencia de nuestros amores, el pesimismo pletórico, lleno de vida, en uno de la música de Mozart, en otro perseguido por la fuerza aniquiladora de la de Wagner. El persimismo que da vida, la vitalidad que surge de la oscura distancia con el mundo, Nietzsche y Cioran aparecen de la mano en esta mañana de largo paseo por la costa sudoccidental de Ibiza; poco después del amanecer, mientras el asfalto se vjaviera alternando a partes iguales con los senderos que se asoman recelosos sobre la visera de los acantalidos, al fondo de los cuales sobrenada el mar tintado de manchas azul prusia.


Somos, y seguiremos siendo esclavos mientras no nos curemos de la manía de esperar.
Los humanos nacemos del caos. (Castoriadis)
¿Quié eres? Soy hijo de la tierra y del cielo estrellado, dice Castoriadis.
Nada de estilo, ni de monsergas similares, viene a decir Nabokov, se trata de escribir, nada más que de escribir.



Hay que dejar el camino para acercarse a ver la isla del peñón de las Crestes des Vendrà, una visita obligada, que de no hacerlo sería algo así como ir al Louvre y no rendir homenaje a la sonrisa enigmática de Leonardo da Vinci. En esta ocasión los tracks del camino me los ha proporcionado Javier Axnbama através de Wikiloc. (Javier, desde aquí decirte que el día no tenía esa luz tan bonita con que fotografiastes tú estas islas mágicas, así me dicen aquí que las llaman, pero bueno, tampoco estaba mal; las islas me persiguieron hasta la noche. Cené en un promontorio, un restaurante desde donde las islas aparecían también magníficas. Hasta ahora voy encontrando más asfalto del deseado, pero se alterna agradablemente con pinares y caminos al borde de los acantilados. Un saludo).





Bueno, me las he apañado bien, dijo Schopenhauer, poco antes de morir; algo más modesto que aquello de Neruda, Confieso que he vivido, pero que muestra un bienestar con la propia vida, una satisfacción por aquello que uno ha hecho en los años de la existencia, que es de admirar. Cosa nada corriente a juzgar por los testimonios que oigo, que leo, tanta gente a disgusto con la historia de su vida; algo, que por demás se agrava cuando uno se va haciendo mayor y se encuentra con un gran vacío entre las manos, esa falta de consistencia que una mirada atrás deja en el fondo de la retina como un mal sueño que nos reprobara nuestra falta de decisión, que echara de menos esa valentía que requiere el oficio de vivir.



Hace unos días, rodando por casa, encontré un papelito donde había escrito lo siguiente: Su ocupación era su vida. Probablemente pertenecía a alguna anotación proveniente de alguna película vista en las pasadas semanas. Viene al caso. Las propuestas que vienen del ambiente, de los medios, de una moral bienintencionada, son a veces tan ajenas a uno mismo que, al poco que te descuides una miaja, te encuentras con que tu yo anda ayuno de sí mismo, desatendido, abandonado a su suerte sin que su dueño se haya apercibido de la extrema fragilidad de su propio yo necesitado de atención. En un tiempo en que o andamos muy ocupados o acaso preocupados por las cosas del mundo, bien puede suceder en que uno se olvide momentáneamente de que, se mire como se mire la principal ocupación de nuestra vida ha de ser la vida misma.



Después de un largo ágape en Cala Vadella, fue tiempo de sestear. La cala siguiente y sus alrededores era toda ella una propiedad privada, así que mi siesta tuvo que conformarse con la sombra de unos pinos a la vera del sendero.



Estoy tratando de poner remedio a esas dos cosas que hice mal en mis últimos días en Mallorca, dormir poco y no comer lo suficiente, así que largo sueño anoche junto al agua, una también larga siesta esta tarde, y una comida y cena como Dios manda; frente al paisaje de las islas de es Vendranell y es Vendrà al fondo, me fui comiendo a la noche esta enorme dorada, bebiendo despacito mi café y saboreando el chupito cortesía de la casa. Después bajaría a la playa a hacer la digestión, cuando la noche estaba ya echada y la luna campaba a media embergadura sobre el zénit. 




  






 






No hay comentarios: