Epílogo a un viaje


El Chorrillo, 10/08/11



Recóndito, hermoso en ti mismo
sobre la balaustrada del ocaso
cuando la vida se concentra
en el perímetro de unos pocos pensamientos banales
lejos del tumulto de la ciudad
en el ensombrecido espacio de siempre tras los viajes
cuando todo se hace luminoso
largos caminos que se cruzan
que llevan el polvo que tus pies
acumularon en el camino.
La luz y la sombra sobre la cortina que mece la brisa
es la luz y la sombra que andando a lo largo del día
van paseando mi memoria
la clara inteligibilidad tras un largo viaje y el regreso a casa.

Lo soy todo sin ser nadie
contemplo la penumbra alistada
el susurro del hilo que va tejiendo
hebras de claridad en torno a la oscura hecatombe,
poner orden allá en donde el viento se defenestra contra el vacío
allá donde la paz de los pensamientos sobre los que mana
el cansancio abre resquicios de dulce claridad,
el miradero sobre el que al atardecer
se posan tus recuerdos
el infinito horizonte cargado del dorado polvo
antes de que tus ojos se cierren al definitivo olvido.

Cuando el viaje termina
y has de volver a casa,
allá donde habrás de descansar del largo viaje
y esperar algún día la muerte
ensimismado en la complejidad del ser
en la fértil tierra donde los árboles crecen
junto a las tórtolas y los mirlos.















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