Un jubilado en los Alpes, ya en librería


Bueno, Un jubilado en los Alpes llegó ya a la librería; cerca de cuatrocientas páginas llenas de fervor montano y ganas de ponerse el mundo por montera acaso merezcan la atención de alguno de vosotros. El libro, en papel o en digital, lo podéis comprar en el siguiente enlace:




Os dejo aquí la nota introductoria que encabeza las páginas del libro:


Nota preliminar


Se aproximaba el verano y era necesario decidirse. Entre unos pocos proyectos previstos hasta esos días, que habían ido surgiendo en mi imaginación durante el invierno, se fueron concretando a mitad de la primavera la posibilidad de caminar por el Himalaya, en Cachemira, recorrer algunos valles del Cáucaso al norte de Georgia o atravesar los Alpes desde el Adriático hasta las aguas del Mediterráneo, en Niza. La última se decantó al final como la más viable especialmente porque me resolvía los problemas de avituallamiento que de lo contrario harían aumentar notoriamente el peso de mi impedimenta; un proyecto que podía durar entre tres y cinco meses según el itinerario que decidiera hacer. Unos días de navegar en la web por aquí y por allá a la búsqueda de información, me pusieron sobre la pista de la llamada Vía Alpina. Elegí esta ruta como principio rector para organizar mi itinerario, aunque con alguna frecuencia me desvié de él para visitar otros lugares que me interesaban más o que me eran desconocidos.

El libro, que es tanto relato del acontecer diario y del encuentro con gente del camino como reflexión sobre lo que al caminante le sugiere lo que ve y oye, pretende ser también expresión del mundo interior y todo aquello que llega al viajero en forma de emociones, sensaciones, placer del encuentro con una naturaleza salvaje que en esta ocasión tantas veces se mostró espléndida en un verano especialmente lluvioso en que las tormentas, la niebla y la lluvia fueron el hilo conductor durante muchas semanas.

El caminante, que suele andar de un lado para otro solo, optó por tomar como compañero de fatigas a su diario de los caminos, amigo inseparable de su mucho discurrir por los senderos de este planeta. Con el habla, a él confiesa sus fatigas, en él vuelca la esencia de las muchas horas de soledad  día a día. Al final de cada jornada, cuando la tienda de campaña está instalada y el viajero descansa al fin bajo su techo, entonces, éste, mientras su cuerpo se relaja y las vivencias del día vienen como cascabeles a recordarle ese trozo de vida intensa que acaba de vivir,  toma el teléfono y en él va redactando la crónica del día, las incidencias, sus sueños de mujer, el color del cielo, el fragor de la tormenta, los infinitos verdes del bosque, el cantar de los arroyos. En este libro se recogen las crónicas de todos aquellos días, un largo verano de esfuerzo, placer, miedo en unas pocas ocasiones, satisfacción por encontrar en este modo de vida un equilibrio personal. 



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