El sol





Tordera, 23 de septiembre 


Cierra los orificios, tapa las puertas y toda tu vida  transcurrirá sin fatiga. Abre los orificios, multiplica tus actividades y tu vida no tendrá salvación posible (Tao Te King) 


Mientras la hora mágica del alba extiende sus brazos sobre el mar y la tierra la voz de Lao Tse suena en mis oídos milenaria, sabia, exhortando al lector caminante a la reflexión. 

Se ve que mi camino, dándose por enterado de cuáles eran mis intenciones si acaso seguía discurriendo largamente por infames urbanizaciones, debió de leerse mientras dormía los últimos párrafos del post de ayer y ha decidido tomar de inmediato cartas en el asunto y tratar de evitarlas de la manera más drástica posible, a saber, huyendo inmediatamente de la costa, metiéndose tierra adentro sin previo aviso y sin pedir permiso a nadie. Sí, fue así, yo había entrado en Blanes y tomado la línea recta de la playa sin preocuparme de consultar el gps y así, cuando se me ocurrió echar una ojeada, date, mi punto de navegación se encontraba aislado en medio de una playa que no venia acompañada de la consabida línea azul de siempre que me sirve de referencia. Había dejado atrás su rastro, un punto donde éste doblando en ángulo recto dejaba el mar a sus espaldas. Examine la línea azul, dejaba definitivamente el mar hasta más al sur de Barcelona. Consideré por un momento optar por seguir por la costa abandonando el GR–92, pero en cuanto me di por enterado de lo que me esperaba más al sur comprendí enseguida la decisión que había tomado mi navegador de huir hacia el interior, la costa se presentaba como una enorme continuidad de urbanizaciones, grandes pueblos costeros, casas, asfalto, and so on


Ahora camino pues por el interior, campos de labranza, cañaverales, maizales y un terreno plano que propicia el ejercicio del magisterio al señor Marina que esta mañana habla extensamente de las relaciones de pareja que él bautiza como mercuriales, esas bolitas pequeñas o grandes que se juntan unas a otras para desprenderse enseguida y formar ininterrumpidamente nuevas asociaciones. Temas de la ultramodernidad en la que estamos inmersos. Por cierto, un libro verdaderamente interesante para reflexionar sobre nuestra realidad social e individual en estos momentos. 

Acaso tengo más de treinta kilómetros sin lugar habitado por delante. Me gusta la idea, campo, algún pequeño bosque de encinas en que echarme la siesta, la soledad del campo es mi debilidad en estos momentos. Echaré de menos el mar, pero no importa, a cambio mis pies no pisarán asfalto. 


Esta mañana me llamaba la atención lo maleable que es la realidad, si uno concentra su atención en un reducido espacio, éste, por obra y gracia de la especificidad del instante, puede convertirse en algo muy especial aislado totalmente del contexto en que se produce. Atravesando la playa de Blanes me dediqué a fotografiar sujetos frente a la estela de luz que dejaba el sol sobre las aguas de la primera hora de la mañana. Ahora, cuando vuelvo a visionar las fotografías en la cámara, ese halo de irrealidad me parece aún más evidente, los cuerpos que se muestran en ellas aparecen como rodeados por una suerte  de inmaterialidad, quizás se muestra parte de esa energía que en una de la tomas una mujer, con lo brazo alzados, trata de atraer hacia sí concentrada su voluntad acaso en sumirse en la nada mientras el sol baña su cuerpo, el de su pareja, el mar mismo, la arena de la playa. La luminosidad que atraviesa los párpados cerrados, el desbordamiento  que se produce en la célula de mi cámara emula visiones suprasensibles que mi cerebro recoge pero que los paseantes de la playa no perciben. 



Por la mañana, mientras el sol asomaba por el horizonte llenando de una belleza conmovedora el litoral, vi correr a una mujer joven que trataba de recoger con su cámara el momento que apenas duraría unos segundos, buscando un primer plano adecuado que sirviera para congelar el instante, para completar con algún elemento una composición que no quedaba del todo equilibrada. Otra mujer, subyugada por el momento se me acercó para pedirme que le sacara una fotografía con el sol fondo. It will be a bad picture, intenté explicarle, there a lot o light at you back. Cuando le enseñé el resultado se mostró decepcionada. Encogiéndose de hombros me dio la gracias, su máquina no tenia flash con que compensar la fuerte luz del sol. 


Durante todos los últimos días he tenido la oportunidad de caminar junto al mar en esa preciosa hora en que el sol emerge de la inmensidad marina trayendo al mundo un acto de belleza difícilmente superable, y no ha pasado mañana en que me haya cruzado igualmente con los adoradores de ese sol matinal, gente que se levanta de noche para ir a saludar al sol, para buscar un lugar prominente en que con lo ojos cerrados frente al él, bañados por su luz y su calor, sumirse en la magnificencia del universo acaso musitando una oración. El espectáculo del amanecer no dejará nunca se ser la suave caricia que nos hace la existencia invitándonos a no olvidar nuestros orígenes, la tierra, el mar, el agua, el sol que nos calienta y nos da vida. 


5 comentarios:

LuisBas dijo...

No te deprimas, la vida es bella y a los manipuladores : que les den .
Lo de las urbanizaciones es imparable, mira que hay sitio, pues no , tienen que joder los parajes mas maravillosos. Son unos barbaros y no tienen mas ley que la del dinero
Anumo amigo.

LuisBas. dijo...

Puñetas, ANIMO

slechuga dijo...

Si creyera en algún Dios adoraría al Sol: Luces , colores, calor, vida, alegría,tranquilidad, armonía, soledad, agradecimiento, al final un conjunto de sensaciones, que solo se matizan el empezar el nuevo día, y si es desde la cima de una montaña en solitario, será la expresión mas salvaje que te puede ofrecer la naturaleza.
Un abrazo.

Alberto de la Madrid dijo...

Mi amigo Santiago se hace poeta. Me encanta. El mundo todavía nos ofrece grandes cosas en las que sumir nuestra vida, el sol y todo lo que él representa, unido a la entera naturaleza debería ser parte sustancial de nuestra vida.

Alberto de la Madrid dijo...

No me deprimo, Luis, que eso son palabras mayores. Solo sucede que si mi camino pasa demasiado a menudo por lugares que no me gustan, me busco otro lugar para pasear.