Caza de brujas



El Vacar, 8 de junio 

Cuando uno aprende en Marvin Harris, Vacas, cerdos, guerras y brujas, que la caza de brujas llevada al efecto directa o indirectamente por la Iglesia o por los poderes políticos interesados, y en donde se torturaron monstruosamente y se quemaron a más de medio millón de mujeres inocentes, no era más que una maniobra de distracción de los ejecutores para tener a la gente corriente desviada y ocupada en otros asuntos que les atañían y que podían hacer zozobrar el poder de la clase dominante; cuando provocaban falsas delaciones en cadena en donde, ante los métodos de torturas más sofisticadas, las acusadas se veían, bajo tortura, a delatar a vecinos o conocidos como implicados en los aquelarres como medio de evitar las penalidades y sufrimientos a que serían sometidas; es decir una terrible historia de exterminio cuya finalidad era sembrar el terror entre el pueblo; cuando se hacía todo esto, que no era otra cosa que forzar a una gran parte de la población a bajar la cerviz ante el desmán de los poderosos, de todos aquellos de los que se querían aprovechar, o a someter a cuantos hubieran querido mejorar el mundo y sus condiciones de vida, cuando todo esto sucedía en toda Europa entre la Edad Media y el siglo XVII, aquello no estaba lejos de todos los hechos bochornosos y criminales que asolan nuestros últimos cien años de historia, como tampoco lo está la última historia de Pinochet en Chile , de Argentina, de Vietnam, de Afganistán, de Irán, del fascismo alemán. De una manera u otra hay que aplastar a los disidentes, asegurar la fuente de materias primas, preparar a inmensas zonas geográficas del mundo para que sean fuentes de beneficios supermillonarios para una élite ubicada en Estados Unidos, Corea del Sur, Arabia Saudita o vaya usted a saber. Si, convertir el Planeta al neoliberalismo para que los ricos sigan siendo cada vez más ricos y los pobres más pobres. De ahí el miedo también que provoca en Estados Unidos la palabra "comunismo". 

La táctica: inventar brujas que vuelan en escoba, satanizar a unos y otros, bombardear países, arrasar el subcontinente asiático con napalm. Hechos que en esencia no difieren a otra escala con el modo en que los vencedores, por ejemplo, aquí en España, trataron de satanizar a todos aquellos que no pensaban como ellos y a los que apelaron rojos, significando con ello que todos eran materia de cañón y deleznable carroña que había que extirpar de España. Esa palabra, rojo, como siglos atrás fue bruja, por efecto de la presión de los medios sometidos y de todos los conmilitones que se benefician de cierto estado de cosas, el dinero, la Iglesia, lo grupos de presión, los corruptos y toda la mala ralea que vive como sanguijuelas chupando del sistema; esa palabra, rojo, decía, termina inoculándose en el subconsciente colectivo de manera tal que basta bautizar a un grupo con ella para que éste quede estigmatizado y fuera del orden. El franquismo hizo un uso exhaustivo de ella para nombrar cualquier leve oposición de régimen. Felipe Gonzâlez días atrás, desde el pulpito de las siglas de un banco quiso fabricar una de estas palabras después de conocer los resultados de las últimas elecciones. La palabra era bolivarización, palabra en la que parece que quería meter a todos aquellos partidos que están a la izquierda del PSOE. Pero me da que la palabra no es fácil de pronunciar y no va a tener éxito. A Felipe Gonzâlez parece que también le gustaría meter a los disidentes en el cuerpo de una bruja. 

En nuestros días es ya un procedimiento corriente recurrir a determinados términos por parte de los que detentan el poder, que con suerte, si lo población alelada se acostumbra a él y lo asocia con algún tipo de demonio, tiene una buena parte de su camino hecho. En estos años, ante el empuje de la contestación y la indignación, Aguirre y sus secuaces quisieron acuñar otro término para todos aquellos que no seguían las directrices del PP, empezaron a llamarlos antisistemas; vamos, la alternativa a bruja o rojo. Decir indignados o entrar en el juego de usar la palabra dignidad hubiera sido una táctica equivocada cuando se trata de estigmatizar a una gran parte de la población que lucha por una mayor justicia social y económica.  

¿Que qué tiene que ver esto con un blog dedicado a los amantes de andar de aquí a allá por las tierras de España? Pues mucho, hoy todo esta asunto estuvo en la cabeza del caminante mientras se daba un gran chute de kilómetros por el inclemente asfalto. Fue como meterse en el cuerpo un puñado de anfetaminas para enfrentar la dureza del suelo y la monotonía de este sendero de carbón. La mañana había despertado con una deliciosa niebla que se enredaba entre los pinos y las encinas creando un ambiente de cuento, pero allá después de las diez salió el sol y más tarde se presentó el asfalto recto, como un rayo de luz de muchos kilómetros y el remedio práctico que se me ocurrió después de seguir en inglés a través de la Transilvania a Drácula, fue continuar con los movimientos contestatarios de los disidentes judíos de Marvin Harris, entre los que se contaba Jesús, ese Jesús tan deformado por nuestra muy "gloriosa" y pomposa Iglesia Católica que ha usado siempre su nombre para construir edificios fastuosos, quemar brujas y exterminar, también ella, a los disidentes; y después pasar al capítulo siguiente dedicado a las brujas, lo que hizo más liviano mi caminar por el asfalto. Si el asfalto es duro, el tema de la brujas y su relación con nuestra santísima Iglesia Católica lo es mucho más. Lecturas que te hacen temblar de indignación, que te enseñan como se va construyendo la realidad a lo largo de los siglos, una realidad que hay que buscar en los libros porque la interpretación institucional que hacen la escuela y los libros oficiales de los hechos pasados es realmente un insulto para la inteligencia. Puro mangoneo en las relaciones de poder, ese es el conocimiento que recibimos, que recibí, yo por lo menos, en la escuela y en la universidad. 



Hoy aprendí durante mi jornada de caminante un buen puñado de asuntos relacionados con las brujas. Empecé estas notas después de la siesta bajo una encina que había tras una valla cuya puerta estaba abierta. A las seis tuve que interrumpirlas porque vino el dueño, que se marchaba a  casa y tenía que dejar la finca cerrada con candado. Me dieron las ocho de la tarde terminando este post al otro lado de la carretera. A veces la escritura se hace imperativa y no puede esperar. Voy a ver si camino un ratito más ahora que el sol se ha hecho más clemente. 




2 comentarios:

luisbas dijo...

Buen tema. Hablaremos de las brujas, la represión, de los tribunales de represión y de las supersticiones

Alberto de la Madrid dijo...

Ahora también es tiempo de brujas, basta disentir un poco oara que pases al formar parte de su cofradía.