Caminando en la niebla



Cercanías de La Vare, 24 de junio de 2017
  
Había amanecido hacía rato pero era incapaz de levantarme. Asomé la cabeza por un resquicio de la tienda. Abajo un mar de nubes cubría el valle, las montañas aparecían adornadas con fulares de nubes inofensivas. El refugio de La Tourche me quedaba a veinte minutos. Desayuné bien, pero… atentos a los precios en Suiza, dieciséis euros. Muy amables y asequibles pero… En Pont de Nant, donde llegué a comer, el cuento se repitió, creo que pague cuarenta y ocho euros sin incluir postre. Siempre he sido un poco rácano en esto de comer por más de veinte euros, pero hoy los pagué a gusto, comí bien y la cerveza me entró deliciosamente después de un larguísimo descenso. Pero no adelantemos.

Terminado el desayuno una empinada ladera me llevó de nuevo a las alturas, nuevas laderas, resaltes rocosos y algunos neveros que casi me obligaron a sacar los crampones. Dos experiencias de años anteriores tuvieron la culpa de que cargara éste con ellos. Una atravesando el Pirineo por el GR-11 para pasar de los largos de Piedrafita a la zona de Panticosa. Llamé por teléfono al refugio y me dijeron que no, que mejor me buscara otro paso. Ello me obligó a dar una gran vuelta por el sur para descolgarme a la altura de Bujaruelo. Un caso más chungo me sucedió en Austria. Me alejaba de un refugio cuando me encontré un cartel en alemán en medio del camino. Como no sé alemán consideré que aquello no me atañía y tiré sin más para arriba. Después de dos horas, en un pequeño valle que no se veía desde abajo, aparecieron dos neveros que nada más verlos me dieron muy mala espina, ambos eran de considerable inclinación y la nieve apenas cedía dando patadas. De todos modos, aunque aquello me daba cierto canguelo, conociendo lo reacio que soy a darme la vuelta, y vaya a saber usted por dónde y como, estaba cantado que lo intentaría. Por demás al otro lado del primer nevero la pared era también respetable, una sucesión de terrazas en donde no se veía la continuidad del camino. Todavía me pone nervioso recordar aquella situación con los neveros huyendo hacia los infiernos. A mitad de camino oí voces, unos austriacos miraban con escepticismo el nevero a mis espaldas. Uno entró en él y llegó hasta la mitad pero terminó dándose la vuelta. Cuando hube pasado aquel susto, trepado muy malamente a la roca desde la rimaya y caminado media hora más, volví a encontrarme una copia del dichoso cartel. Estaba claro, era una advertencia indicando lo impracticable del paso. Así que en esta ocasión me dije, o aprendes alemán o te traes los camprones por si las moscas. Decidí lo segundo. Esta mañana casi tuve la oportunidad de usarlos.


 Al otro lado del collado la niebla llegaba a pocos metros del mismo. Un par de picachos emergían como agresivas islas del mar de nubes. Me sumergí en ella como quien entra en un país de sedas y tules. Era el tiempo de la lectura. En un comentario de uno de los post anteriores, Francisco Sánchez, que dice que anda con Google a cuestas para sabe por dónde ando y me sugiere un elemento de reflexión para entretenerme por el camino, algo así como por qué las ondas gravitacionales viajan a la velocidad de la luz y no a otra. Tendré que decirte Francisco que, precisamente un rato después leía yo una novela de la que soy autor, Otoño en Taxila, es su título, una novela un tanto biográfica (y aprovecho para comentar que si hay algún curioso que quiera leerla nada más tiene que escribir ese título en Amazon.es) y en algún lugar allí me recordaba a mí mismo abandonando la lectura, después de dos semanas infructuosas, la lectura de la Fenomenología del espíritu, de Hegel. Uno ha tenido siempre pretensiones de buen lector, pero tengo que reconocer que mis límites no son pequeños. Así que comprenderás que eso de las ondas gravitacionales ni de coña me puede servir para reflexionar. Amén de que, según leí días atrás en algún lugar, la causa de que tantas veces seamos infelices se la debemos a que no sabemos controlar nuestros pensamientos, vamos que los problemas en general no existen nada más que en nuestro coco. Fue un gran descubrimiento ;-). A partir de ahora, con ese conocimiento encima, ya sé que mis pensamientos deben abrevar allá donde a mí me de la gana a fin de evitarme mayores problemas. Así que de reflexiones nada, dediqué una buena parte del descenso, toda la ladera salpicada de flores que quedaban preciosas entre los peñascos bañada por una niebla acariciante, a mi novela, que narraba, primero un viaje a la India llevando en la cabeza un amor reciente que había salido de una no muy buena afición mía a enamorarme y, segundo recreaba un viaje de la familia de algo más de dos meses a través de Europa.

Ah, esta mañana caminar entre la niebla era una delicia para mi afición lectora. A Otoño en Taxila siguió el libro de Daron Acemoglu sobre por qué fracasan lo países y que hoy hablaba de los tiempos en que se inventó la imprenta. El poder absolutista de aquella época en todo el mundo tuvo muy en cuenta que aquel invento no era nada bueno para sus intereses. Todo aquello que fueran ideas nuevas y la posibilidad de que los ciudadanos tuvieran una cultura y pudieran cuestionar su poder era una amenaza. En el imperio Otomano la imprenta tardó en llegar doscientos años, en los países árabes otro tanto. De hecho un invento tan esencial que principalmente facilitaba el acceso al conocimiento y la cultura de la población se desarrolló bastante lentamente. Las políticas extractivas de la época, basadas en los derechos de los reyes y las élites, no tenían ningún interés en hacer peligrar su situación de privilegio. La cultura siempre ha sido un asunto peligroso que podía hacer peligrar la hegemonía de los poderosos de este mundo.

Después, en un mundo donde era imposible parar la divulgación de la imprenta, fue necesario un segundo momento, es decir, pasar a controlar los medios de comunicación. Creo que fue Napoleón III que decía algo así como, hazte con la prensa y el poder es tuyo. Y este es el punto en donde estamos: controla los medios de comunicación. ¿Qué significa, por ejemplo, que el PP sea el partido que más invierte en propaganda electoral, que tan obstinadamente quiera controlar TVE, que la propaganda institucional nutra a la caverna mediática? Ya que no te puedo mantener en la ignorancia total por lo menos te voy a lavar el cerebro. Esa es la táctica de la derecha. La historia de la humanidad ha sido siempre una lucha de uno pocos contra el resto. De ahí que sea tan paradójico que una parte considerable de la población vote en contra de sus propios intereses.



 En el fondo del valle la niebla desaparece. Me detiene un caminante solitario que tiene ganas de conversación. Día perfecto para caminar, me dice. Sí, las nubes actúan de parasol a esta hora. Más abajo, en Pont de Nant, se sirven comidas en la terraza. Hay wifi. Soy un peregrino que en vez de ir de ermita en ermita va de wifi en wifi. Mientras espero mi plato contesto los whasapps de casa, subo mis dos últimos post, charlo con Victoria, echo una ojeada al periódico y al correo. 


Todavía me quedarán quinientos metros de desnivel para llegar a mi vivac de hoy, un ancho valle cubierto de flores amarillas donde pasaré el resto de la tarde contemplando el cielo, haciendo rehabilitación y escribiendo estas líneas. 







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