El Belesar. A mi espalda Cervunal y canchal de la Galana |
Alto de las Becedillas, 14 de noviembre de 2021
Nunca hasta ahora me habían recomendado que en mi equipo de montaña incluyera unas tijeras de podar, cosa que días atrás el amigo Cive me propuso con mucho calor. ¿La razón? José Antonio tiene, como un servidor, un gran aprecio por ese personaje tan singular que fue Dersú Uzalá (al que no sepa de él le aconsejaría que leyera los dos libros que Arséniev escribió sobre él, y si el ánimo no le da para leer, entonces puede acudir a la película de Kurosawa en donde se hace una buena representación del personaje), aprecio a Dersú Uzalá que tanto nos ha enseñado en relación con la naturaleza. Y es que este solitario hombre de los bosques, antes de abandonar cualquiera de los refugios en que había pernoctado, se dedicaba a dejar una buena provisión de leña en ellos a fin de que los siguientes ocupantes, que podrían venir mojados o con mucho frío, tuvieran una estancia agradable en el refugio. Sucedía precisamente que los últimos ocupantes del refugio, unos días atrás, fueron el amigo José Antonio y su compañero Morán que predicando con el ejemplo habían dejado el refugio como una patena amén de bien provisto de leña, un buen montón de piornos secos que con toda probabilidad, conociendo la bonhomía del amigo Cive, ellos habían recogido de los alrededores. Vamos, que como no había llevado tijeras de podar, ni había hecho uso de la leña y esperándome un larguísimo día de marcha al día siguiente no tuve en cuenta el consejo del amigo.
Abandoné el refugio de
Asomarse a las profundidades de
Este reino, por las vías abiertas y el tiempo que le ha dedicado merecería que guardara permanente memoria de un aperturista excepcional que se ha dejado trece años de su vida abriendo vías en sus más remotos rincones. Hablo de David de Esteban, que con su amigo Álvaro y otros más ha abierto en esos trece años ¡más de 300 nuevas vías en la zona! Ni todos los trabajos de Hércules completan una gesta así. Hoy, durante todo mi recorrido muchas veces me volví para admirar la pared más espectacular que iba dejando a mis espaldas, la cara oeste de Peña Chilla, y con ella el recuerdo de su primera ascensión, la vía del Enlace de Tomás Mesón, una gran aventura en invierno hecha en el día que realizaron David y sus amigos Álvaro y Rocío, que entonces estaba embarazada.
Peña Chilla, vertiente oeste |
Hoya de las Berzas |
Probablemente no iba a encontrar agua en todo el largo recorrido así que en el collado de
Me embarqué en esta ruta sin apenas información y con la sospecha de que dos días no iban a ser suficientes. Después de alcanzar la cumbre del Butraco comprendí que tendría que hacer noche a mitad de camino. El único problema era el agua, que finalmente terminó por aparecer cuando el sendero atravesaba el Alto de las Becedillas, un lugar de amplias praderías donde el agua manaba abundante en pequeños riachuelos. Así que cargué con algo más de tres litros y continué el camino pensando ya en buscar un lugar para mi vivac. Sobre el horizonte de la loma apareció una gran roca en forma de pirámide que según me fui acercando milagrosamente se convirtió en una choza. Cosa de los hados, porque mi mapa, que es excelente y no se salta una fuente, un refugio, un chozo o los senderos que sólo se siguen con hitos, no lo reflejaba, así que, eso, ¡milagro!. Limpia, con un lecho de hojas de retama y además con un murete de rocas a modo de zaguán que puesto a dormir bajo las estrellas me protegería del viento.
Dorsal de Gredos. Al fondo la Covacha |
Un enorme pez corteja esta noche a la luna frente a mi vivac. Apareció así sin más por oriente remolcando a popa lo que podía ser una enorme gabarra habitada por extraterrestres. Algo así, porque no se explica otra cosa en un cielo totalmente despejado. Tengo la sospecha de que seres de otros planetas han encontrado algo interesante en Gredos y andan observando desde arriba, hasta ahora con mucha circunspección, esta región. Quizás les sucede como a mí, que de repente este espacio me ha empezado a interesar sumamente; bueno, más que eso, me apasiona, diría mejor. Ya la pasada semana los que leéis alguna vez este diario recordaréis que regresando a casa tuve que parar repentinamente el coche para observar desde la carretera cómo los marcianos a la caída de la noche merodeaban alrededor del Cuchillar de Ballesteros y
Ballesteros, Almanzor y a la derecha la arista de |
Belesar y risco de las Natillas |
Hace frío así que tomo precauciones. Esta noche voy a necesitar beber mucho y con toda probabilidad el agua de la bolsa se helará. Así que me toca dormir con una botella de agua dentro del saco. A falta de cobertura y para que mi chica no se preocupe más de la cuenta he tenido que usar el teléfono satelital para darle mi posición y las buenas noches.
Mientras escribía, el gran pez bajo la luna y la gabarra de los extraterrestres ha desaparecido y ha quedado un cielo limpio de nubes. Hoy caminé nueve o diez horas y mi cuerpo está cansado, así que buenas noches.
Garganta del Sauce |
Chozo en Alto de las Becillas |
Refugio de la Guía |
Garganta de Boyoyos |
El Berrueco, sobre Navamediana y Aliseda |
El Torozo, de vuerlta a casa,. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario