Madrid-Castellón, 18/08/10










El verano se está yendo
poco a poco,
sin hacer ruido,
como se fue mi amor
entre la niebla de un invierno.
Ah, aquel amor
colmando inolvidables
mañanas de domingos
sus besos,
creciendo mujer entre mis brazos
mientras el alba desleía en su lechada de luz
el miedo,
niña de turbio pasado
de cuyas orejas sacaría yo
caramelos.


Despacio el verano se está yendo
hacia otras tierras;
va quedando en el aire
un acre olor que amenaza
con robarme la paz;
ni el aire de los caminos
ni el tiempo
están dispuestos
a darme tregua.
Viajo hacia los barrancos y montañas
del Maestrazgo,
solo,
por hacer algo,
quejoso conmigo mismo
mareando la perdiz
con esto y aquello.

Ahora más que nunca
esto debería ser un diario,
arena de la playa
sobre la que escribir su nombre
y decir del espacio y del tiempo,
e indagar de paso la existencia y los caminos.
Boluda y espléndida vida
entre cuyos valles y montañas caminamos.











2 comentarios:

la granota dijo...

te quedó hermoso :)

Alberto de la Madrid dijo...

Gracias... hacía tiempo, ya recuerdo que allá por Galicia te gustaron también unos versos.
Un saludo