Mi encuentro con el caballero andante y su perro




Embalse de Foix, 29 de septiembre 

El día se hizo intenso, se llenó de cosas y me dejó a las orillas del embalse de Foix algo mareado y con el grato sabor de una larga conversación acompañada de mariscos, pescados variados y un bon vin blanc que entraba peligrosamente bien al calor de la conversación. Mi ruta pasa cerca de Vilafranca del Penedés y naturalmente mandé una paloma mensajera con la noticia a mí viejo amigo de andanzas el caballero andante, Ramón, que no dudó, aunque le hubiera despertado cerca de las dos de la tarde en venir a mí encuentro a Sant Pere de Ribes, donde finalizaría mi larga caminata de hoy. Había programado la ruta más cercana a la costa, pero no me gustaba un largo descenso que había en ella que llevaba hasta el propio mar en el puerto de Garraf para volver a subir a las montañas un poco más al sur, así que decidí caminar por la alturas del parque de Garraf paralelo a la costa para descender después suavemente hacia Sant Pere de Ribes por una variante del GR–92. Allá estaba Ramón como en los viejos tiempos acompañado de Dop. 




El aislante de aire sobre el que duermo podía haberme protegido de la piedras que se me hincaban en la espalda de mi reducido vivac, pero a mi colchoncillo, largo no mas de un metro, se le sale el aire por algún sitio desde hace días pese a que le he reparado ya tres o cuatro veces, lo que facilita que las piedras no hubiera manera de evitarlas y que se me hincaran durante toda la noche aquí o allá. Esto de dormir en las alturas es muy poético, pero ya se sabe que la poesía tiene su reverso, un alma torturada por un desengaño amoroso en general produce mejores versos que aquella que está embriagada por la beatitud de su borrachera en activo. Cuando uno pasa la noche del loro porque aquí o allá no hay manera de esquivar los pedruscos no está para hacer poesía, pero ello contribuye a una observación del cielo que puede resultar grata, si uno acepta tranquilamente la circunstancia de no poder dormir, la noche puede convertirse en una cálida relación con el universo estrellado de allí arriba en un lugar privilegiado y solitario



El Garraf, terreno calcáreo como el de la Garrotxa, es difícil de atravesar fuera de los caminos, sus cumbres romas caen abruptamente hacia el mar y tranquilas y despaciosas hacia el sur. Las simas y las cuevas recorren bajo su epidermis intrincados laberintos, un mundo el de las cuevas que como tantas cosa va a quedar para sucesivas reencarnaciones. Un mundo que siempre me atrajo pero que a la vez excitaba mi organismo poniéndolo nervioso con la sola idea de pensar en recorrerlo.  En una de las simas que atravesé, tenia ochenta y cuatro metros de profundidad, se advertía de la peligrosidad por su escasa cantidad de oxígeno. La boca tenia muy apenas medio metro de diámetro. Me producía desasosiego pensar en la posibilidad de descender por allí. Sin embargo reconozco que las experiencias de lo espeleólogos pueden llegar a ser extraordinarias. En una ocasión, en Malasia, logré zafarme de una visita guiada y burlando la vigilancia del parque pude recorrer en soledad una cueva extraordinaria que se abría en medio de la selva. Era de grandes dimensiones y, aunque estaba equipada, esto no mermaba en absoluto la extraordinaria impresión que aquel momento me producía, ríos subterráneos, grandes estalactitas, formaciones rocosas irreales, el goteo ininterrumpido, una pequeña cascada que deja su rumor de bosque. Y más adelante el extraordinario silencio, esa oscuridad total cuando apagaba la linterna, los rumores que atravesaban la cueva cono si se tratase de un cuerpo vivo.



Y bajando por lo barrancos que descienden por la laderas de Garraf, en donde hay apresados perfumes de tomillo y el fuerte olor de una retamas en flor, mi libro habla de Monet y Van Gogh y del trabajo que debería llevar a todo artista llegar a expresar lo que se siente. Marina arremete sin piedad contra todas esas manifestaciones que se dicen artísticas, en donde estrellar huevos contra el lienzo, rasgarlos éstos, romperlos, agujerearlos o simplemente llenarlos de pintura blanca , azul, roja viene a ser la expresión del genio de muchos artistas. Arremete contra la pereza, el timo, la tomadura de pelo, la insustancialidad. Y yo estoy de acuerdo con él, el trabajo del artista debería moverse en la encrucijada de intentar expresar lo que se siente ante el juego efímero e irrepetible de la luz que baña la fachada de la catedral de Reims, por ejemplo. Los cuadro de Vang Gogh, que tanto gustan a casi todo el mundo, ¿no son el esfuerzo de un genio por compartir, por expresar lo que un visionario afortunado tuvo la gracia de vivir?, ¡intuiciones, presentimientos, horror, candidez, ímpetu avasallador, noches oscuras, arrebatos visionarios, luces, sombras, la ricas penumbras de Rembrandt? ¿No es la bajada a lo infiernos de Goya en su última etapa la expresión de una realidad en donde la enajenación y la locura se mezclan entreveradas con la vigilia, y en donde el trabajo del artista consiste precisamente en la capacidad de poder condensar en su obra sensaciones, emociones, conclusiones de una forma de ver y sentir esa realidad que conforma el mundo y nuestras relaciones? 



Cuando ne encuentro con Ramón en Sant Pere de Ribes éste ya ha decidido dónde vamos a comer, un restaurante frente al mar en Vilanova en donde eliges el pescado y el marisco fresco que te van a servir cocinado un rato más tarde. Nos pasamos unos cuantos pueblos con la comida, todo ello exquisito y bien bautizado. Hablábamos como descosidos, cuando nos quisimos dar cuenta estábamos solos en el restaurante, la sillas del amplio salón sobre las mesas, la sala lista para ser barrida y fregada. Debíamos de llevar más de tres horas charlando y comiendo. 



No despedimos junto a las aguas del embalse de Foix, Dop me siguió durante un rato, giraba la cabeza no sabiendo que hacer, sólo cuando vio que Ramón quedaba muy atrás comprendió que tenía que darse la vuelta. El silencio de la noche es interrumpido de tanto en tanto por un batir de alas entre el cañaveral que ocupa una parte de la aguas junto con las que hoy organicé mi vivac. El cielo está profundamente estrellado. 





3 comentarios:

Ignatius dijo...

Tengo un conocido en Sant Pere de Ribes que elabora vino de la comarca. Quizá tu amigo el caminante le conozca. Enric Artigas. Así se llama.
Por cierto, hoy hablé con un amigo común de Julio Villar y mío y estoy a la espera de tener alguna noticia del navegante... Buen camino!!!

Alberto de la Madrid dijo...

Me carteé con el autor del blog del que me diste referencia. Algo me dijo, pero siduao. Ya veremos, no tengo claro si indagaré o no. Ante anoche soñé con el asunto.

Alberto de la Madrid dijo...

Me carteé con el autor del blog del que me diste referencia. Algo me dijo, pero siduao. Ya veremos, no tengo claro si indagaré o no. Ante anoche soñé con el asunto.