Preparando la mochila: ¿Qué es un podemita?


El Chorrillo, 10 de marzo de 2015

Gracias desde aquí a Mercedes y a María Victoria
del Círculo Podemos de Griñón y Serranillos del 
Valle por el regalo de la camiseta.

Mi blog de los caminos se viste de morado; las circunstancias lo reclaman. Hay quien dice que la política no le interesa en absoluto; sin embargo, parodiando a Bertolt Brecht,  podríamos decir que tal suposición, que a uno no le interese la política, es una estupidez. A saber, política es el precio del pan que compramos, el sueldo que ganas, la posibilidad de conseguir un trabajo digno, la calidad de la educación que reciben nuestros hijos, la degradación o no de los paisajes que nos gusta caminar, el que a la universidad podamos ir todos y no sólo los que tienen pasta; apenas hay aspectos en la vida que escapen al ámbito de la política. Y el caso es que aun siendo así somos tan imbéciles como para dejar en manos de sinvergüenzas y ladrones las riendas de todas estas decisiones, gente que vota al Ibex35, a los corruptos, a los que quieren convertir a España en un convento de monjas de clausura, a los que quieren ponernos una mordaza en la boca. Mi blog se viste de morado y esperanza; morado, un decir, todo lo que no sea lo que hemos tenido durante las últimas décadas, PPSOE, una comunidad de amigotes que se reparten alternativamente el poder pero que igualmente precarizan el trabajo, alimentan el austericidio y consiguen que los ricos sean cada vez más ricos y los que menos tienen tengan cada vez menos.


Si María Moliner, la mujer que luchó por dar al diccionario la perdida dignidad que le usurpó la RAE -siempre las ideologías conservadoras barriendo para adentro- si María Moliner viviera probablemente habríamos tenido un buen referente para definir palabras nuevas como "podemita". La realidad cambiante de una sociedad enriquece día a día con nuevos términos y usos nuestra lengua. La más reciente, ésa que encabeza estas líneas, podemita. Preparando como estoy la mochila y sin otro material de momento que mis ganas de correr mundo, sólo me queda referirme, para ir haciendo boca y entrar en calor, a esas dos premisas sobre las que mis pasos se irán abriendo camino hacia el norte en un par de días. Una, esa palabreja, podemita, y otra señalar someramente las características de la ruta que voy a recorrer.


Empecemos por la primera. Mi decisión en esta ocasión de sustituir la saya del peregrino por la camiseta morada de Podemos, tiene que ver con la situación del momento. Los peregrinos de la antigüedad llevaban colgado del cuello grandes cruces de madera; los peregrinos de la actualidad han sustituido la cruz por la consabida concha que jalona todos los mojones que llevan a Santiago de Compostela. Todos ellos hacen de estos símbolos, el crucifijo o la concha, un símbolo de su aspiración a ganar las bondades de un paraíso post mortem. Los símbolos tienen la capacidad de sintetizar en una sola imagen o en unos colores un largo argumentario. A los peregrinos de hoy quizás les quepa un objetivo más humilde, pero mucho más práctico, tal sería intentar mejorar la vida en este mundo de todos los habitantes del planeta en lugar de aspirar a ganarse hipotéticos e inexistentes paraísos celestiales. Esa es la fuerza en este instante del morado y de la palabra "Podemos". Decir que ser podemita apenas tiene que ver con la pertenencia a un partido que un puñado de personan lideran en la actualidad como formación política. Ser podemita es vivir la esperanza y la ilusión de que nuestro país dé un giro de ciento ochenta grados, es la posibilidad de arrancar del poder a los sinvergüenzas que nos gobiernan, es hacer partícipe de la política a todo el pueblo, es acabar con los gurúes con carta blanca para hacer lo que les dé la gana durante cuatro años; ser podemita es poner en su sitio a los señoritos de Los santos inocentes, ejercer la justicia, gobernar con total transparencia, es dejar de hacer de la política un negocio personal. Los peregrinos buscaban la paz con Dios, los podemitas buscamos la paz y la justicia de los hombres y mujeres. ¿Que huele a religión? Acaso, pero no la religión del Vaticano ni nada que se le parezca, se trata de una comunión de ideales, de ilusiones, de compartir la lucha contra el fuego mediático de los dueños de la mass media.

Para que haya peregrino debe haber peregrinaje y éste no se entiende sin un camino por recorrer; en mi caso la ruta que transita entre Alicante y Burgos, lugar donde la Ruta de la Lana entronca con el llamado Camino de Santiago Francés. La Ruta de la Lana, como su nombre indica, se corresponde en su mayor parte con los primitivos caminos de la trashumancia. Podría definirse como el camino seguido por los esquiladores desde La Mancha hasta Burgos, gran capital comercial de la lana, en los siglos XVI y XVII. Se trata de uno de los más antiguos trazados comerciales peninsulares. "La importancia alcanzada antiguamente por el comercio de la lana obligó a definir con gran precisión los límites y trazados de las distintas rutas, articulándose un conjunto de Cañadas Reales, de gran amplitud y recorrido. Estas vías pecuarias se clasificaron en atención a sus características particulares y todas contaban con servicios como abrevaderos, majadas y descansaderos necesarios en los larguísimos desplazamientos del ganado desde los agostaderos del norte peninsular hasta los invernaderos situados al sur del país".


En fin, una ruta para atravesar esta hermosa España que habitamos, pero que a la vez es la España del moco (ver  mi post Elmoco de su señoría) y de los parlamentarios que sestean o juegan con la playstation en el congreso, una realidad por invertir en la que deberíamos participar al completo peregrinos, ciudadanos, vecinos, parados, trabajadores, mujeres, hombres. Es nuestra España, nuestra tierra... y nos la están robando. No cabe otra que intentar convencer a nuestros vecinos, amigos y compañeros de que la única alternativa de futuro pasa por no votar al PPSOE y hacerlo en favor de las fuerzas de la izquierda.


Ya decía el ilustre: "venimos a la vida para un ratito", pero aún así, qué satisfacción poder contribuir durante ese ratito con nuestro grano de arena a cambiar una realidad que no nos gusta.

3 comentarios:

Paco Espinosa- de Perú dijo...

Despues de leer el artículo, a mi también me gustaría ser un podemita. Los años me lo impiden.

Paco Espinosa- de Perú dijo...

Despues de leer el artículo, a mi también me gustaría ser un podemita. Los años me lo impiden.

Alberto de la Madrid dijo...

:) Saludos