44,36171281°N, 06,99572146°E, 28 de junio de 2025
Si no estás en las redes no existes. Me sonrío levemente cuando constato las visitas de mi blog desde que he abandonado Facebook e Instagram. Me picaba la curiosidad pensando en si quedaría algún lector de mi blog después de esta espantada mía. Mis sospechas se confirman. La impresión de que la dependencia de las redes en cierto modo maniatan nuestro comportamiento, se confirma. Estamos tan en las manos de esos manipuladores mundiales que hacen dinero con nuestro querer comunicarnos con los otros, que es imposible hacerlo sin la mediación de ellos. Si no estás en las redes no existes.
Si han sido unas pocas veces los intentos de abandonarlas sin resultado, es simplemente porque el contacto con compañeros y amigos quedaba roto. Ahora, después de semanas alejado de ellas, creo sentirme más libre. Ha desaparecido esa tendencia mía a consultar el teléfono en exceso, a estar algo pendiente de comentarios y demás. Me alegro. He hecho muchas amistades en este tiempo de frecuentar las redes, pero es hora ya de quitarme el yugo de una dependencia que no me agrada y de la cual se aprovecha un sistema, un Zuckerberg, un Elon Musk, y tanta gente que no me gusta y que de algún modo atenazan el mundo desde sus plataformas.
Sonó el despertador a las seis y media, pero estaba tan cansado, mi cuerpo tan roto, que no fui capaz de ponerme en movimiento hasta media hora después. De alguna manera se atoran los sentidos en situaciones así. Desayuné, recogí y me puse en marcha. A mi derecha dejé el refugio Migliorero alzado en lo alto del valle junto al lago Isquiador como un castillo medieval. Los quinientos metros de desnivel hasta el paso Rostagno me costó dios y ayuda. A dos tercios de la cuesta ya me sentí impotente y tuve que caer derrengado en una de las curvas del sendero.
Pensaba reponer fuerzas en el refugio Zanotti, quinientos metros más abajo tras el paso, pero resultó que el refugio estaba cerrado. Mis apuntes, sacados de una antigua página de la Via Alpina contienen en esta parte de los Alpes errores imperdonables y una información sesgada. El refugio Zanotti es un final de etapa y llegar allí y encontrarte que... pues eso. Había un grupo de italianos y con su ayuda y un mapa de papel pude orientarme. La ruta normal me llevaba al refugio tras un collado que se veía desde allí en lo alto, y desde éste tendría que superar un nuevo collado de 2600 metros. Toda una broma para el sol que caía sobre las montañas como el rescoldo de una hoguera. Tarde o temprano en estas salidas mias del verano me sale una cita que yo atribuia a Manuel Machado, aquello de “sangre, sudor y lágrimas, el Cid cabalga”.
“El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
Al destierro, con doce de los suyos
–polvo, sudor y hierro– el Cid cabalga”.
Paco y Antonio Montes me rectificaron en una ocasión e indagué. Al final resultó que la cita tampoco era de Manuel Machado, sino de una famosa frase que pronunció Churchill en el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Dice así: “I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat.” (“No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor.”)
Para Europa venían tiempos difíciles. No hay verano que en algún momento no
traiga a colación esta idea. Churchill o Manuel Machado la nutren de esfuerzo y sudor que hoy hacían de mi caminar algo extraordinario.
Recordé estos versos mientras decidía qué hacer. En mi mochila no quedaba más que una barrita energética, una miseria para atravesar todavía dos puertos y descender después mil metros de desnivel. Así que me puse a indagar otras posibilidades en el teléfono. Encontré que desde allí mismo bajaba un sendero que llevaba a una pequeña aldea llamada Pietraporzio que quedaba a unos pocos kilómetros de mi destino, Pontebernardo. El único problema era llegar a tiempo al restaurante de Pietraporzio, más de mil metros de desnivel más abajo. Pies para qué os quiero, que decía mi novia. Pero mis piernas no daban más de sí. Tuve que hacer dos paradas bajo ese sol de fuego en unos raquíticos arbustos. Era una pequeña aldea de muy poco movimiento. Llegué al restaurante a las dos menos cinco. Uffffff… Aunque igualmente me habrían dado de comer. El dueño del restaurante resultó ser un guía de montaña en activo. No sólo me trataron bien sino que tras saber de mi aventura se ofreció a llevarme en coche al punto en donde podría retomar mi ruta. Gente maja que hay por el mundo. En el último refugio privado que había comido el día anterior, el dueño con toda seguridad era un ladronzuelo. Me cobró 54 euros por el equivalente de lo que había pedido y comido hoy, sólo que hoy además de atentos me cobraron 34 euros, comida y bocadillos para esta noche y mañana, barritas y chocolate. A aquel estuve por pedirle el listín de precios, pero pudo mi tranquilidad de espíritu.
Beppe, mi benefactor, cuando estuvo todo listo, me llevó en coche hasta mi punto de partida dándome además toda clase de explicaciones e indicándome un lugar ideal para echar la siesta y pasar la noche. Por la mañana temprano había dado un cursillo de orientación a un grupo de muchachos, al mediodia hizo de camarero y tras ello ejerció de taxista gratuito para mí.
Paso la tarde tripeando bajo un serbal del cazador al que todavía no le han salido sus frutos rojos. Mañana la primera tirada son mil trescientos metros de desnivel de subida. Intentaré madrugar más para sortear en lo que pueda el calorazo del sol.
Y se acabó.

4 comentarios:
Yo debo ser de los pocos que te sigo, cada 4 días me meto en tu blog, si no se me olvida. Un fuerte abrazo.
Hay una veintena de personas todos los días que lo leen, pero ni sé quienes son. Un abrazo. Y ya me contarás de tus andanzas pirenaicas, que imagino alguna harás.
Te voy siguiendo con una app de Alpes, ayer te decía que das pocas pistas o la aplicación que uso es una castaña.
Hola, Javier. Encantado con tu compañía cibernetica, por estos andurriales. Me acabo de despertar de la siesta. Fuera diluvia en plena tormenta. En casa la app que yo uso, pc o teléfono, es Google Earth. En la búsqueda suelen aparecer todos los refugios y lugares. También puedes meterle las coordenadas. Hoy hago noche en Rigugio Campo Base, cerca de una pequeña aldea llamada Chiappera. Un abrazo y un gusto verte por aquí.
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