El regreso


Palma-Madrid, 09/08/11

Pasan las nubes como pequeños rebaños de merinas, el espacio se contrae, todo es así y de otra manera; no se trata de la relatividad de las cosas, simplemente es así, todo cabe en el hueco de unos pocos pensamientos, incluso los sucesos del periódico que leí durante un par de horas. La apariencia de lo grande, lo extenso, lo complejo, se hace simple, todo cabe en el hueco de la mano; en la mirada distraída del pasajero que se asoma a la ventanilla del avión, la crisis de los mercados es el resultado de aquellos juegos en que algunos niños, siempre los mismos, hacían trampas con los cromos. Me tomo una cerveza con unos sandwichs de pollo. En este momento la verdad cabe en el hueco de mi mano, mis pensamientos abarcan todos los caminos de Mallorca, sus montañas azul cobalto, las tormentas sobre Saint Elm y Valldemossa, el rumor de sus olas, la algarabía de sus calas, todos los colores del mar donde al atardecer navegan diminutos barcos de vela.










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