El Chorrillo, 18/07/2010


Hoy, tras la hora de la siesta, recree esta nueva semana que me espera de camino, Murcia y Alicante. Echo un vistazo al mapa: desaparecieron las montañas, ese alivio que mi vocación de caminante necesita para sentirse reconfortado del todo. En fin, calor. Quizás hubiera sido más práctico marcharme al Pirineo y refrigerar mi espíritu con otras tempraturas, pero parece que uno no es dueño de sí mismo del todo, y algo me reclama para que continue esa senda que comencé en primavera. Así que para allá me voy. Mañana mismo.






El Chorrillo, 18/07/2010


Dime en qué pájaros andas dormida
alma, camino que se pierde
en el calor cegador del verano,
lastimero canto de cigarra insomne
allá sobre las ramas de los pinos agostados;
llenos de lágrimas tus ojos
sediento tu cuerpo
en el aire ardiente.
¿Dónde abreva su sed
este blanco paisaje calcinado?

Un hombre necesita
el soplo azulado de una esperanza
que ablande el seco terruño
de la tierra que pisa,
hueco en donde adormecerse,
sombra para aliviar la espera,
instante en que el sendero
será de nuevo una lengua de fuego
suavemente mecida en la proximidad de la noche.








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