Fresco como una lechuga

El Portarrón de Guriezo, 23/03/13

Mis biorritmos dictaron hoy que me despertara fresco como una lechuga; fresco como una lechuga me echo a la mañana, atravieso Santoña y me meto en el barquito que me llevará allá enfrente, en los dominios de Laredo ya. Llegando por las dunas del espolón veo aproximarse a una pareja de peregrinos, apenas me da tiempo a echarme al suelo e intentar una instantánea a contraluz, unas tomas que en general suelen ser generosas en su resultado. Las dunas conviven a lo largo de la playa con feos edificios ansiosos de estar ahí frente al mar, pobre resultado frente a este mar y a estas dunas que visten de lujo la playa de Laredo.

Benditos los hados que igual que te dejan un día una flojera en el cuerpo de no poder con ella te hacen levantarte al día siguiente animoso y dispuesto a caminar medio mundo. Así fue hoy, tranquilo, caminador, intrascendente, días de esos en los que no hay nada especial que contar, pero en los que el cuerpo del caminante y su ánimo pacen tranquilos por el campo mirando aquí y allá, contemplando los campos plenos de jaramagos que pintan de amarillo el paisaje, atravesándolos sin más mientras en sus oídos un lector competente va leyéndole su novela de turno. Hoy lectura ligera porque me levanté tarde esperando que el barquero siendo sábado no haría acto de presencia hasta avanzada la mañana. Nada relevante. Hoy hizo realmente calor, cuando paré para tomar un tentempié en un prado, hube de buscarme una sombra. La primavera está empezando a asomar la cabeza con más fuerza. Dentro de unos días me veo caminando con la indumentaria de los veranos.

Hoy hice una corta siesta y tengo la tarde ocupada con la organización de los mapas y tracks para los días por venir, así que punto y final, mañana será otro día.